jueves, 27 de agosto de 2009

D vuelta

¿Hola? ¿Estamos todos? Espero que sí.

El descanso vacacional ha concluido para la mayoría de nosotros y retomamos las actividades cotidianas del largo año que tenemos por delante.

¿Cómo os ha ido por los lugares donde habéis estado?

Os hago un breve resumen de los cabreos de estas vacaciones… bueno, alguna cosa buena también ha ocurrido.

Hemos estado, como todos los años, en ese territorio que no existe y que se llama Teruel. Los primeros días con la tranquilidad de los pueblos a medio llenar y los restantes con la tranquilidad de los pueblos llenos por sus fiestas.
En estos días no tuve cabreos y sí muy buenos momentos, como ese por la noche en que estando con la amiga con la que suelo terminar las noches que salgo en fiestas (somos unos auténticos cierrapeñas) se acercaron a hablar con ella un chico y una pareja y al cabo de un rato se acerca el chico a mí y me dice que mi mujer y yo estamos invitados a los toros, en otro pueblo cercano. No es la primera vez que nos “enlazan” a Manoli y a mí, y espero que no sea la última, ¿verdad, amiga?
Otro momento agradable es cuando llevo a mi hija a la Sopeta.

La primera vez que la llevé (sólo para que estuviera, no participó, jejeje) tenía cuatro meses escasos.
En fin, en Bronchales siempre se pasa bien.
Pasados estos días nos fuimos a Valencia. ¡Ah! Esa hermosa ciudad que la gran Rita “la cantaora” se ha empeñado en hacer adalid de modernidad y cultura. Y lo está consiguiendo, la verdad es que la Ciudad de las Artes y las Ciencias es una pasada y el haber conseguido una prueba del Campeonato de F1 es un gran logro que atrae dinero y trabajo a la ciudad del Turia.
Lo único (cómo no, si no no sería yo) es que si no eres habitual de sus calles te puedes volver loco para saber dónde estás.
Me explico. Yo, que soy de Madrid, siempre he criticado la mala señalización de la M-30 (circunvalación 3ª de Madrid). Para los que venían de fuera era una mala experiencia pasar por esta vía; ahora que se llama Calle 30, por gracia y obra, mucha obra, del sin par Faraón Gallardón, la señalización no ha mejorado (como todo lo demás, excepto las vistas que se han recuperado del cauce del “majestuoso” Manzanares), más bien ha empeorado. Pues bien, a lo que voy, circular en coche por Valencia es de locos ya que no en todas las esquinas hay una placa con el nombre de la calle y si te metes en una rotonda lo llevas claro… claro que a nosotros también nos gusta dar dos o tres vueltas a las rotondas… pero esa es otra historia. Señora Barberá, con lo que se ha gastado (y sigue) en edificios y en puentes (uno de ellos con un cambio de rasante que ha provocado varias muertes) ¿no podría gastarse cuatro “pelas” en placas?
Esta canción se la dedico a Rita
Lo más curioso que me pasó en Valencia fue que un día, buscando un sitio donde comer, con 36ºC a la sombra, en la playa de Pinedo, entré sin camiseta en un local normal y corriente y con una considerable distancia hasta el mostrador. El camarero (desde la distancia) me hacía señas y yo seguí acercándome al mostrador. Cuando llegué me dijo que sin camiseta no se podía estar y yo le dije que solo quería preguntar si daban comidas y hasta que hora (para ir a buscar a mi mujer y a mi hija a la playa)…
- No, no, es que sin camiseta no se puede estar.
- ya, pero yo quería…
- ¿Es que está sordo? Si quería preguntar hágalo desde la puerta.
- No, tranquilo que no pienso venir a comer.
- Pues ni falta que hace.
- Ya lo veo, tiene tres mesas ocupadas…
Seguro que si le digo desde la puerta “¡Eh, joputa! ¿Haces comidas?” le habría hecho más gracia que un hombre sin camiseta, pero aseado.
El local se llama Los Montaditos (supongo que por lo montados en el burro que están) y os recomiendo que no vayáis salvo que todo esté cerrado. La comida ya puede ser exquisita, que si me va a sentar mal por el trato…
Esto es para ellos

Sin embargo hay un restaurante, El Xerra, en el que se come muy decentemente (¡qué fideuá!), por poco dinero y te tratan con una sonrisa (gracias Roberto), además está muy cerca de la playa.
En fin, Valencia me sigue encantando y pienso seguir yendo siempre que pueda… y que mis cuñados me inviten a su casa (gracias Alberto y Rocío).
Y ahora ya estamos de vuelta a la rutina y empezando a descontar días para el próximo puente, las Navidades, Semana Santa… “snif”, toda la vida igual.

Salu2