domingo, 9 de diciembre de 2012

Suegra

Para iniciar esta entrada diré que alguien me dijo, hace tiempo, lo feo que era llamar a la madre de tu contraria/o suegra. Probablemente esa persona quería a la madre de su pareja/o. También es probable que no haya buscado en el tumba burros la definición de la palabra. Hay quienes no lo habíamos mirado nunca y quienes no apreciamos demasiado a los padres de alguna novia.
Yo llamaba a mi suegra por su nombre y también suegra y lo hacía con el orgullo de quien tiene una suegra que le aprecia. Y estoy convencido de que la mala fama de las suegras (salvo honrosos casos de auténticas brujas) es culpa de los hijos/as, por no poner "en su sitio" cada cosa.
Mi madre sabe desde hace ya 25 años que mi casa y mi relación son cosa de dos, o de más si contamos con los hijos. Pero nadie más. Por eso mi pareja y yo sabemos cuál es el lugar de nuestros padres; además siempre he dicho que lo que no quiero para mis padres tampoco lo quiero para mis suegros.
Hecha esta introducción os diré que mi suegra ha fallecido tras una penosa y "rápida" enfermedad: cáncer de ovario. Han sido 30 días de presión, de idas y venidas, de ahora está mal y al rato bien, de un médico te cuenta esto y el otro le desdice o te cuenta las cosas a "su estilo",... en fin, que se nos ha ido.
Pero lo que quiero compartir con todos y todas es la tremenda lección de entereza, de fé, de... de sabiduría. Mi suegra era sabia. Sabía que se le agotaba la vida y quiso despedirse de cada uno de nosotros para darnos una porción de esa entereza que tenía, para darnos la tranquilidad de que se  iba en paz, para decirnos a cada uno aquello que creyó pertinente decir, para darnos la oportunidad de que nos despidiéramos de ella diciéndole cada uno lo que creímos conveniente decir.
Mi suegra era una persona agradable y desprendida, que ayudaba en lo que podía a quien se lo pidiera. Con errores, como los tenemos todos, pero con una capacidad que no todos tenemos: la capacidad de pedir perdón y de hacer exámen de conciencia.
Le podían dos cosas: la celeridad y el amor por su marido. En ambas cosas era atropellada. Aún había una cosa por la que sentía mayor pasión y era el amor por sus nietos. Quizás no pudo disfrutar de todos ellos como ella hubiese querido, sobre todo de la pequeña Adriana. Pero siempre te recordaremos en la memoria de Andrea, a la que has transmitido el amor por Bronchales y tu sin igual capacidad para recordar canciones, dichos, chistes, con los que nos hacías pasar tan buenos ratos.
Y para acabar: Manolita, siempre te decía en tono guasón "¿qué tal está la mejor de mis suegras?". Ahora sé cómo estás y dónde. Mirando a tus padres y con el fondo de la sierra que te vió nacer. Y donde querías descansar... Allá arriba, entre pinares, en el recio Aragón.

Un beso.

Allá arriba, entre los montes
del recio bajo Aragón
tranquilo y dulce te meces
entre nieve y entre sol.

Balcón sobre España alzado
centinela y mirador,
con pies firmes en el suelo
y el rostro mirando a Dios.

Bronchales, Bronchales lindo,
Pueblecito de mi amor
Grabado llevo tu nombre
Grabado llevo tu nombre
Dentro de mi corazón
Bronchales, Bronchales lindo

Sobrios y nobles tus hijos
felices y con tesón
han sufrido con tu nieve
y han vivido con tu sol.
he nacido yo en tu suelo
me he curtido en tu pinar
y el alma llevo embebida
de esta tierra sin igual.
Bronchales, Bronchales lindo,
Pueblecito de mi amor
Grabado llevo tu nombre
Grabado llevo tu nombre
Dentro de mi corazón
Bronchales, Bronchales lindo
Virgen del Pilar querida,
yo te quiero suplicar
que a Bronchales, cuando muera
me lleves, a descansar.
Orgulloso de mi tierra
mi alma pugna por gritar
un viva fuerte Bronchales
jamás te podré olvidar.
Bronchales, Bronchales lindo,
Pueblecito de mi amor
Grabado llevo tu nombre
Grabado llevo tu nombre
Dentro de mi corazón
Bronchales, Bronchales lindo