martes, 29 de enero de 2013

A Dios rogando... y con la palabra ofendiendo

Hace unos días se ofició una misa en memoria de mi suegra, en la parroquia de san Antonio María Zaccaría. Ha sido mi primera vez... y mira que he ido veces a misas, incluso oficiadas por Rouco Varela. Sí, sí, yo.
Ha sido la primera vez que me he sentido incómodo en un templo en el que se supone que tienen cabida todas las personas, pero parece que el párroco no tiene este punto, tan importante dentro de la fé cristiana, nada claro. Nos brindó una serie de frases del estilo de "que quien no cree en Dios no tiene por qué estar aquí" olvidándose de su oficio que no es otro que el de servicio público para quien lo necesite.
Esa misa la ofrecimos nuestra familia porque mi suegra sí era creyente y tiene mucha gente alrededor que profesa esa fé, y los que no creemos en esas ideas o tenemos otras particulares tenemos todo el derecho a estar allí, sobre todo para agradecer a los que asistieron el estar a nuestro lado en esos difíciles momentos.
Algunos catolicorros se llenan la boca de fundamentalísmos ajenos y son incapaces de ver los que tienen en su casa, por eso, cuando hablan de "falta de efectivos" habría que decirles que primero tendrían que mirarse al ombligo para cambiar algunos discursos.

Salu2