viernes, 13 de noviembre de 2009

A mi regreso





Querid@s niñ@s, ya he regresado a los infiernos.

Tenía una cita que cumplir con la justicia y justo ha sido cumplirla; con la justicia divina de la salud. Los dolores, soportables a duras penas, de estos tres últimos años se han visto cara a cara con un equipo de cirujanos, enfermeras, auxiliares y resto de personal francam... realmente excepcionales.

Los diez días que he estado ingresado en el Hospital Gómez Ulla (Hospital Central de la Defensa) han sido muy interesantes. La operación ha sido un éxito por lo que han dicho los cirujanos; se trataba de fijar la vértebra L5 al hueso sacro (s1) por medio de tornillos e injerto de hueso para la reconstrucción de la zona, además de eliminar una puñetera hernia discal.

El resultado inmediato es que tengo molestias en la espalda, las lógicas de una intervención, y dolores leves, nada en comparación de lo sufrido este tiempo de atrás. Además he ganado un amigo: un bonito corsé de plástico fino, finísimo, de 800 euros, que tendré que llevar los próximos 100 días. Pero el resultado más importante ha sido que, desde el mismo momento de despertar de la operación, en la UCI, mi moral estaba por encima de las 22 plantas del edificio y eso se lo debo al personal de la UCI, en primeras, y después al personal de la planta séptima.

He descubierto en esas personas auténticas joyas, gentes a las que les gusta su profesión, que te revelan sus "secretos" (joder, cómo olían esos pimientos)y que no te resulta dificil darte cuenta de que días malos los tenemos todos y que por mucho que te guste tu trabajo no hay por qué tragar con todo.

Quizás mi forma de ser, real y espontáneo, da lugar a que la gente te trate con la misma espontaneidad, pero las palabras de apoyo y de cariño y confianza que me han transmitido no salen si no están dentro de la persona de antemano.

La enfermera rockera, la de los tapones, la alta entre las altas, la que me curó estando delante mi hija haciéndo patente que las cosas hechas con naturalidad no dejan hueco posible al drama (cuántos niños se ponen histéricos al ver un hilillo de sangre porque sus padres son los primeros en dar alaridos ante un dolor de pelos)...
Soy absolutamente incontinente para los nombres, por eso prefiero daros las gracias a todas y todos en general. Como os dije el otro día gracias a vuestra forma de ser y trabajar los días se me hicieron amenos.

Seguro que hay quien piense en si no ha habido nada malo... vamos a ver, estamos en España; pues claro que han habido cosas malas, pero forma parte de la percepción personal de cada uno y lo que finalmente cuenta es lo positivo, como la comida que, siendo de hospital, es altamente digna. Tan solo diré que si la dotación presupuestaria fuese mayor elevarían a filigrana las maravillas que se hacen en la séptima.

Para un enamorado de las dos riberas del Manzanares ha sido un lujo asiático tener las vistas que desde el Gómez Ulla se tienen. He estado en el cielo y ahora regreso al averno...

A partir de ahora contaré con algo más de tiempo para publicar y dar rienda suelta a mis cabreos que en estos días han sido notables: el nuevo disco de Los Batasunos, "Alakrana"; la gloria del Alcorcón; el derby madrileño; las últimas indecisiones judiciales; etcétera.

Como siempre,

Salu2

4 comentarios:

Natacha dijo...

¡Hola Cielo! vaya, no sabía que estabas malito.
Me alegra saber que ya todo ha terminado y además bien.
Ahora descansa, recupérate y vuelve a acompañarnos de vez en cuando.
Bienvenido al infierno, querido amigo. :)
Un beso,
Natacha.44

Natacha dijo...

Lo de 44 no es mío... creo que han sido los diablillos, jeje.

Eduard O'Cone (Our house) dijo...

Gracias, encanto.
Lo de 44 no lo tendré en cuenta, pero tendremos que andar con cuidado si es que empiezan a hacer de las suyas los enanicos cabrones del ordenador.

Besos también para ti.

el viejo más viejo del palco dijo...

Y salió civilizado del hospital militar. Se puede militarizar a los civiles y a veces resulta que lo inverso es posible.

Bienvenido.