lunes, 4 de febrero de 2008

Cómo ser hombre y no morir en el intento

La típica frase que hasta ahora era patrimonio de la mujer, ha pasado a componer la realidad de un montón de hombres (la mayoría).
No trato en esta entrada de menospreciar el papel de la mujer en la sociedad actual, en la que tiene que defender con uñas y dientes todos los aspectos de su vida social y afectiva justificando cada una de sus acciones e inquietudes, no.
Tampoco doy cabida al feminismo porque sí (los tiempos de “por cojones/ovarios” deberían haber terminado hace años). No me cansaré de recordar y contar que, en mis tiempos de militancia en la izquierda estudiantil y vecinal (Carabanchel Bajo fue reducto y cuna de la militancia de izquierdas, y aún en mi época -1979/1983- en la clandestinidad) fui echado de una reunión de feministas junto a otros compañeros por ser hombre. ¿Cabe mayor insolidaridad? Por suerte para todos, los tiempos han cambiado…
La cuestión es que en estos tiempos que corren ser hombre es complicado. En la mayoría de situaciones de separación de parejas la situación en que quedan los hombres es de indefensión. Las más de las veces el fallo (qué bien empleada esta palabra) del Juez es favorable en todos los ámbitos a la mujer. Ante la duda, a la mujer. Y así constantemente, sin que sirva para nada la jurisprudencia. Lamentablemente lo concedido por un Juez en una Autonomía parece que no tiene aplicación en otra. Incluso se da la bonita paradoja de sentenciar a un hombre, en una separación amistosa, a perder su casa y la custodia compartida de su hijo porque el juez lo estima oportuno; sin haber malos tratos, siendo una separación de mutuo acuerdo. Es el reino del absurdo y el esperpento.
Insisto, no prejuzgo a las mujeres, pero tampoco hay que dejar sin derechos a los hombres. No digo, por consiguiente (me salió la vena González), que se abra la manga y que todo valga, lo que digo es que la justicia ha de ser válida, tanto como para confiar en ella.
Ahora viene la segunda parte de morir en el intento. El cambio de tercio y donde, a buen seguro, la cagaré. Intentaré que no sea así. Tema incómodo donde los haya y del que no se atreve a opinar ningún hombre –salvo entre nosotros- por miedo o por vergüenza. Lo titularé…

EL TIRACHINAS
Nota introductoria y para que no haya malas interpretaciones: no justifico que un anormal viole a una mujer por ir vestida de tal o cual manera. Los que leéis habitualmente este blog sabéis que soy de los de “al violador, castración”.

¿Quién de vosotros no ha mirado a una mujer cuando, al estar agachada, se le ve la tanga? En nuestro caso las mujeres dicen que somos unos viciosos, machistas, golfos e incluso cosas peores. Pero cuando la que mira es una mujer, ¿qué es? ¿Por ver la tendencia de la moda o por ver lo feo que queda? ¿O es morbo? Morbo entendido como “voy a mirar sin que me vean”. Lo que me lleva a otra cuestión. A una mujer no le cuesta casi trabajo disimular su eventual excitación pero ¿y nosotros?
Encima solemos ser de “efecto rápido” con lo que no es difícil ver a un montón de casados (los solteros no tienen ese problema) en los centros comerciales mirando las cosas más variopintas y alejadas de nuestro interés consumista o mirando como bobos la técnica que utilizan las escaleras mecánicas para subir y bajar.
El tema está servido…

Salu2

4 comentarios:

Ramón Villaplana dijo...

Error resuelto, ya estás enlazado correctamente. Disculpa las molestias y espero poder leerte con frecuencia. Saludos!

el viejo más viejo del palco dijo...

Ah, los casados y su eterno afán de superación científica vía la comparación empírica de todo lo que se menea con más o menos salero ante sus ojos. Ah, los casados y su jamás colmada ansia sexual. Ah... chís.

Frases regalo, recogidas acá y ashá, para abundar en el tema:
"La culpa es de los padres que las visten como a putas".
"Siegque van provocando".
"Vamos al centro comercial a ver culos".

Natacha dijo...

Es muy curioso comprobar lo pobres que son los argumentos de las feministas (igual que los de los machistas). Vamos a ver. Si me miras el culo eres un cerdo, pero si no me lo miras eres un maricón.
Si me sujetas la puerta eres un machista, pero si no la sujetas, un maleducado.
Si me pagas la consumición ¡Pero, este qué se cree ¿qué no tengo yo mi dinero? Si no me la pagas, ¡Vaya un jeta!
Y, por supuesto, ésto llevado a los tribunales... no tenéis nada que hacer. Es asqueroso ver como padres separados se revuelcan de dolor por ver a sus chavales y un ser vestido de mujer, retuerce el dedo en la herida poniendo a los niños en contra de su padre (por ejemplo). Como siempre en España, vamos dado bandazos. Somos un país de contrastes, no lo olvides.
Un saludo
Natacha.

Eduard O'Cone (Our house) dijo...

Es así la vida de España y no tiene vuelta de hoja. Pedro, se que te acuerdas del gesto que conlleva esa "vuelta de hoja".
Tienes razón, Natacha. Somos puritita contradicción.
Pero hay más. ¿Cuando un chico se pone pantalones ajustados pretende que no se fijen -ellos/as- en él? ¿Cuando una chica se pone un pantalón que lleva escrito "touch me" pretende que todos/as se separen de ella?
¡Ay, Dios!
Que me perdonen los obispos.
;)
Salu2