domingo, 3 de febrero de 2008

Don erre que erre

Hace tiempo prometí contar esta bonita historia.
Don erre que erre es el título de una película en la que Paco Mtnez. Soria es cliente de una sucursal bancaria que (no recuerdo bien por qué) se queda con unos céntimos o unas pesetas que no debían (como siempre). El caso es que don erre que erre no ceja en su empeño hasta que consigue del banco lo que le debe.
Me pasó una noche que fui a sacar dinero en un cajero de Caja Madrid. Al salir me sorprendieron dos chorizos que me pidieron la tarjeta y que tecleara el pin.
Tuve la suerte de recordar que llevaba otra tarjeta de una cuenta que apenas usaba y que tenía “cuatro pelas”. Metieron la tarjeta, tecleé el pin y ¡oh sorpresa! “por disposición especial máximo disponible 10.000 pesetas”. Se fueron con el botín y yo a denunciar el robo en comisaría.
A la mañana siguiente fui a la sucursal (además fue en la mía) y comuniqué lo ocurrido y enseñé la denuncia. El subdirector me dijo que escribiera una carta al director del servicio de tarjetas y que no me preocupara…
Pasados dos años recibí una carta del nuevo director de la sucursal reclamándome ¡15.000 pesetas! Las del robo más los intereses.
Hablamos durante un buen rato el director y yo sin llegar a una solución y de resultas de la conversación puse una reclamación ante Caja Madrid que me respondieron en términos de imposibilidad de “condonación” de la deuda.
La siguiente acción fue reclamar ante el Banco de España. Yo no pedía una condonación, ya que no había suscrito con la entidad ni un préstamo ni un servicio de disponibilidad especial ante un exceso de límite de efectivo en la cuenta.
La contestación del Banco de España fue en mi favor, entre otras cosas porque en dos años no se pusieron en contacto para resolver el “problema”.
Caja Madrid tuvo que hacerse cargo de las 10.000 y de las 5.000 pesetas. Cancelaron la cuenta unilateralmente y yo cancelé las demás ,también unilateralmente (jajaja). También empecé a hacer público lo que me había ocurrido, por si alguien tenía dudas de con quién se jugaba los cuartos.
Condonación, bonita palabra mal empleada por el petimetre aquél, que debería haber sabido utilizar mejor que nadie.

Salu2

2 comentarios:

el viejo más viejo del palco dijo...

Cuando decidimos cambiarnos de país, fuimos a cerrar nuestra cuenta en Cacamadrid. Se imprimieron los últimos movimientos, se liquidaron intereses y se canceló la libreta. Cuando la cogimos, vimos que los últimos movimientos se correspondían a las cuotas de las tarjetas para el año que empezaba y que no íbamos a utilizar. Discusiones, reclamaciones, no sirvieron de nada. Es cierto que tampoco pusimos mucho empeño. Simplemente lo vimos como la última que nos hacían esa pandilla de desgraciaos y nos alegramos mucho más todavía de la decisión de "cambiar de país".

Natacha dijo...

Los bancos, como todos los grandes, se ceban con el de a pié. Pero no hay que callar jamás. Ni por un miserable céntimo.
Yo pongo reclamaciones día si y día también en Carrefour. Tienen la mala costumbre de poner los precios mal. y cuando pasas por caja... un centimito de aquí otro de allá... Porque, claro, el error nunca es a nuestro favor.
Multiplica solo cuatro o cinco céntimos de cada cliente cada día por cada centro solo en España. Con eso, nos retiramos de trabajar.
Un saludo
Natacha.