miércoles, 23 de enero de 2008

Pederastas del mundo, uníos

Y decidme dónde, para poder mataros a toditos juntos. Por supuesto primero os daría una paliza, después os castraría, por último muerte lenta, a conciencia (no la vuestra, que no tenéis), a mi conciencia. Que jamás se me borre la imagen de veros morir a todos juntos para, por fin, sentirme liberado.

Es bestia lo que acabo de decir, ¿verdad? No me importa. Ayer hubiera matado al hijo de puta que en las salas de espera de pediatría del ambulatorio de Guayaba (Carabanchel, Madrid, España) estaba enseñando el pene delante de decenas de personas (la mitad de los que estábamos eran niños, logicamente).

Yo le vi y no me llamó nada la atención. Me pareció alguien más que estaba esperando en la sala. Pero cuando salímos de la consulta mi hija, mi mujer y yo estaba montado el lío padre. Uno de los padres vio al sujeto cómo se tocaba y se fué a por el. Nadie comprendía lo que pasaba por que no dijo nada (el papá) simplemente empezó a atizarle. El cabronazo se escapó.

Me fijé en su cara. Como lo vea me voy a por el.

¿No es para matarlo?

1 comentario:

Natacha dijo...

De pequeña, en la estación de metro de marqués de vadillo me sucedió algo parecido. Nadie me defendió entonces, una niñita de 10 años con sus libros y su uniforme, sola en un largo pasillo y é,l frente a mí. No me tocó, casi ni me miró. No hizo falta. Nunca he olvidado aquello y, aunque no ha condicionado mi vida en absoluto, cuando oigo hablar de cerdos de este tipo se me revuelven las tripas.
Un saludo
Natacha.